
Desde los años sesenta del siglo pasado se conoce de la terminología “Teatro Pobre”, fue introducido al vocabulario teatral nada más y nada menos que por Jerzy Grotowski, el maestro que revoluciono el teatro con sus innovadoras ideas e incansable estudio del arte teatral. Desafortunadamente la historia no ha sabido hacerle justicia a las ideas y conceptos que implica hacer referencia al concepto arriba citado por estas latitudes, al punto de desprestigiar de tal manera el concepto que ahora es sinónimo de MEDIOCRIDAD.
Cine, Televisión y Teatro:
El origen de este problema nace en la publicación de un maravilloso libro “Que Significa la palabra Teatro” en los primeros años de 1960, este texto no es más que un interesante estudio del fenómeno de la representación teatral en sí mismo, llegando a su propia raíz, sus elementos y lo que por aquellos años el maestro polaco consideraba debía ser el futuro del teatro.
Por aquellos años el cine y la televisión empezaban a tomar relevancia y a desterrar al teatro de la vida de la gente de a pie, muchos lo juzgaron innecesario, pasado de moda y por supuesto caduco.
La respuesta de la mayoría de directores y actores de la época fue refugiarse en la tecnología escénica y en la inmensa cantidad de recursos que esta podría traer a la escena; el resultado fue funesto, se llego al efectismo y a la exageración que son propias de la búsqueda de un nuevo lenguaje que tenga que adaptarse a la necesidades del publico moderno de la época.
Pero este personaje, Jerzy Grotowski, fue capaz de traer un aire de frescura y renovación al teatro que dejo una estela que continuamos disfrutando.
En su análisis llegó a la conclusión de que se debía seguir una vía negativa para lograr la supervivencia del teatro en el mundo (en ese entonces) moderno, una vía que destruyera lo hasta entonces conocido, entonces desnudo al teatro de todo efecto tecnológico moderno, de todo recurso innecesario, incluso aquellos que fueron parte del teatro desde su propio origen cono arte moderna y refinada, dejo únicamente al actor y al espectador solos para encontrarse en un encuentro sincero, en casi una confesión.
No hubo más teatro fastuoso, con grandes decorados, luces impresionantes y sonidos efectistas, se termino el maquillaje impresionante, y vestuario refinado, quedo solo lo indispensable para el encuentro, el ACTOR y el ESPECTADOR, era el único modo en el que el teatro tendría futuro, si iba por el lado opuesto al de la tecnología y recursos, en los que nunca podría superar al cine y a la televisión, si iba por la vía negativa, por la vía pobre.
De Ahí nació el término “Teatro Pobre”, que hizo famoso años después por la publicación del compilado de artículos y entrevistas de Grotowski, “Hacia Un Teatro Pobre”. No es un teatro pobre económicamente, es un teatro pobre de recursos, sincero.
Terceras Fuentes, La Raíz del Problema.
Pero como fue que los conceptos tan claros y definidos del maestro llegaron a corromperse de modo tan terrible en nuestra ciudad.
Bueno pues el trabajo del maestro polaco llego a nuestra ciudad de la mano de extranjero que vinieron a compartir experiencias teatrales en nuestra ciudad, si no equivoco fueron algunos teatristas argentinos que vinieron a trabajar en el TEUQ en la década de los setenta.
Pero fue en los ochenta que con el boom de este estilo (si se puede denominar así) de teatro en Latinoamérica que realmente comenzó el problema, grupos tan relevantes para la historia del teatro nacional como Yuyashcani (no muy directamente), Cuatro Tablas (más cercano al trabajo de Eugenio Barba, similar al que hacemos mención) y Raíces se vincularon el trabajo de Grotowski y de este modo, por lo que podríamos denominar una moda, también lo hicieron algunos grupos cusqueños.
Pero hay una gran diferencia entre el modo de vincularse tuvieron ambos, los grupos de la capital y los del Cusco, es ahí donde radica el problema. Los grupos de Lima tuvieron la oportunidad de entrar en contacto directo con el trabajo de Grotowski o con algunos de muy próximos a este, en cambio en nuestra ciudad ningún grupo tuvo esta experiencia.
A nosotros nos llego el trabajo de Grotowski de tercera o cuarta fuente, y la mayoría nos llego solo mediante la lectura de este famoso libro “Hacia un Teatro Pobre”.
Por ende nuestro modo de entender, o para ser mucho más preciso desentender, el termino se limito casi totalmente a la interpretación, o mejor dicho malinterpretación de estos escritos.
Hacia la MEDIOCRIDAD.
En mi humilde opinión el principal error consiste en denominar un estilo de teatro propio de un grupo como GROTOWSKIANO. En la edición que yo poseía del famoso libro arriba citado estaba también una entrevista que realizaba un teatrologo mexicano a Jerzy Grotowski, en esta el entrevistador le pregunta si existe un método Grotowskiano y por ende un teatro del mismo nombre. La respuesta del maestro fue contundente, el responde que NO, el teatro que su grupo practicaba era el único y se podía denominar de ese modo porque era fruto de la mezcla de la búsqueda individual de cada uno de los actores que lo componían y la suya propio, por eso el manifestó que tras su muerte no podría hablarse de un teatro grotowskiano ya que sin él no podría existir uno.
Esto nos lleva al segundo error, en mis conversaciones con compañeros teatristas les he escuchado en muchos casos hablar del METODO GROTOWSKIANO, que como señale en el párrafo anterior tampoco existe.
En este sentido tampoco podríamos hablar de una PUESTA EN ESCENA GROTOWSKIANA, como hace poco leí en una convocatoria a un taller, porque siguiendo con mi punto de vista tampoco se le puede denominar así a una estética escénica aunque lo pareciera.
El tercer error consiste en creer que por utilizar técnicas del cuerpo y la voz como base de una puesta escena estamos utilizando los preceptos del maestro polaco, ya que el trabajo que él realizo está muy distante del modo como los grupos cusqueños lo hacemos, su grupo era denominado un laboratorio, nosotros seguimos trabajando de modo amateur sin ninguna aproximación al trabajo arduo de investigación que realizaban los actores de este laboratorio.
El Cuarto error radica en pensar que al eliminar todos los recursos tecnológicos y recursos teatrales estamos haciendo teatro Pobre o grotowskiano, como ya dijimos adelante en este articulo la perspectiva del maestro sobre este tema respondió a un contexto, a una necesidad y una búsqueda estética muy peculiar, no podemos pretender relacionar nuestra falta de recursos económicos o de inventiva a un trabajo de tal relevancia, especialmente cuando nuestros resultados no son ni remotamente cercanos a los que pretendemos imitar.
Con los años este ejercicio de algunos grupos locales de denominar a su trabajo de corte grotowskiano no se ha vuelto en otra cosa más que en una escusa para la mediocridad, en el sinónimo de falta de inventiva estética de falta de estudio, de investigación, de falta de identidad hasta cierto punto.
Reflexionando.
Desafortunadamente todos, o casi todos las teatristas de la ciudad solemos caer en la mediocridad, por diferentes motivos, por la falta de recursos, de formación profesional, por la carencia de espacios para presentarnos, pero es muy importante resaltar que bajo ningún motivo nuestras carencias son una estética teatral basada en el trabajo del maestro polaco.
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