sábado, 3 de octubre de 2009

Lo Teatral y Parateatral en el Teatro Cusqueño

Vivimos rodeados por una cultura en la que no se REPRESENTA nada, se ES sin duda alguna, por esa razón tenemos material suficiente para discutir la teatralidad de esta; nuestra manifestaciones de cultura tradicional pueden ser analizadas sin duda algún como representaciones teatrales, o también como algunos teóricos denominan, erróneamente en mi opinión, “Parateatrales”.

Sin embargo nuestras manifestaciones teatrales no cumplen ciertos requisitos indispensables para hacerle honor a nuestra hermosa cultura, diversa y mágica, esto debido a la falta de análisis y estudios similares a los que hace mención en el presenta articulo.

Creo que se necesitaría ser antropólogo para poder escribir claramente sobre este tema pero también se necesita tener un conocimiento aunque sea leve de las teorías del teatro, su lenguaje y elementos.

Teatral o Parateatral:

En los años setenta el ya muy conocido por todos nosotros Jerzy Grotowski, estaba abocado a la investigación de lo que él denomino “Parateatro”, las manifestaciones culturales rituales que tienen características similares a las del la representación teatral, es decir que cumplan con algo similar a la ya famosa dupla de elementos: Actor-Espectador, pero ahí es donde radica la diferencia entre lo que es efectivamente teatro y lo que cae en la denominación que estamos introduciendo en este párrafo.

En esta búsqueda de manifestaciones culturales que cumplen el requisito de poseer algo así como una interrelación entre Actor y Espectador uno se da cuenta pronto en su análisis que en estas expresiones rituales no existen espectadores, todos participan, todos son actores, por ende podemos entender que estos ritos no son teatro.

Sin embargo en el contexto urbano y andino podemos observar manifestaciones que tiene diferencias que acreditan a nuestros ritos urbanos como teatro.

Vivimos en una ciudad que afortunada o desafortunadamente (todavía no lo tengo claro) es patrimonio cultural de la humanidad y además es capital de una departamento en el que se encuentra una de las siete nuevas maravillas del mundo (eso sí estoy seguro que no nos hace bien, espero que con el tiempo Cusco no se vuelva como Venecia) eso trae como consecuencia una importante cantidad de turismo nacional e internacional, es decir que vienen personas ajenas a nuestra cultura y contexto a PRESENCIAR estas manifestaciones rituales.

Este hecho convierte a estos ritos en TEATRO; los turistas al no entender (del modo como los cusqueños lo hacemos) estos actos de representación no pueden ser parte de ellos, no pueden participar activamente de ellos, por más fuerte que sea el deseo de hacerlo; lo propio se aplica con cusqueños (como yo) que no terminamos de entender el mundo andino por provenir de otros universos culturales a pesar de haber nacido aquí.

Ser o Representar.

Durante todos mis años haciendo teatro (11) me enseñaron que no debía actuar, que debía vivir la parte, es decir que tenía que creer que lo que le pasaba al personaje que me tocaba representar era cierto, para lograrlo debía aprender una psicotécnica muy compleja que toma muchos años en ser dominada (esta técnica pertenece a la corriente denominada modernamente Realismo Psicológico pero tradicional y justamente se denomina Naturalismo) y muchos más ser olvidada (lo intento hace 5 años sin lograra separarme por completo).

Pero qué pasa cuando tradicionalmente se ES en un escenario sin necesidad de recurrir a complicadas técnicas, elaboradas especialmente para estos fines, esto es mejor o peor, al ser sin representar ¿desaparece la magia del teatro?

Pues esto depende de los ojos con los que se mire, tradicionalmente en el oriente el teatro no tiene la función de entretener o educar del modo como se entiende en el occidente y en los lugares que fuimos colonias y mal heredamos las costumbres de esas latitudes, el carácter ritual, religioso y tradicional del teatro Kathakali (India), Kabuki (China) y Nó (Japón) son una prueba de que depende mucho del punto de vista, si bien es cierto en estas formas de teatro de Asia los actores siguen representando, es lo más cercano a lo que queremos ejemplificar.

Los actores de estas tres formas de teatro citadas en el párrafo anterior se convierten en tales por tradición, sus familias se dedican al teatro generación tras generación, dichos actores son entrenados desde niños y cada familia tradicionalmente se dedica a la representación de un personaje en particular, por lo cual llegan a una maestría inigualable por muchos de los actores de influencia occidental.

Las presentaciones de estos teatros son casi un existir en lugar de representar, la magia está presente en cada uno de los movimientos que son parte de las partituras que ejecutan dichos actores desde hace cientos de años y que evolucionan ligeramente con el paso de los años, y esto definitivamente no mella la calidad de la representación sino que la enaltece.

Del mismo modo que en nuestros rituales tradicionales mucha de la gente que (podemos decir) desempeña el rol de ACTOR lo hace porque es parte de una costumbre familiar, algunos de los que forman parte de la hermandad del Señor de los Temblores son parte de esta por un largo legado familiar, de este mismo modo los danzarines de las cuadrillas de Paucartambo, los Ukukus, y así podríamos continuar la lista.

Esto sumado a que en nuestra cultura no se representa, se ES o no se existe y ahí radica su magia, nace de la falta de esfuerzo por emular la realidad o alcanzar la representación de un símbolo con cierto grado de perfección, basta entrar en el contexto andino para que la magia aparezca.

Si queremos hablar de resultados y la calidad de estos, también depende del punto de vista, si se tiene la oportunidad de ver fotos o videos de los teatros de oriente más arriba citados uno puede observar una gran maestría casi sin igual, lo mismo se puede decir de un gran actor occidental representando un Shakespeare en lo mejor de su carrera, y también se puede decir algo similar de un Ukuku con mucha experiencia.

Entonces si pretendemos dirimir si Representar es mejor que Ser incurriríamos en un grave error, pero sin embargo esto no mella la validez y la importancia de la pregunta que acabamos de intentar responder con algo de claridad.

Buscando La Magia.

La influencia del teatro que practicamos en el Cusco actualmente es claramente europea, y es porque es muy difícil dejar de lado las enseñanzas de los maestros del viejo continente, preguntarse lo que el gran maestro del Naturalismo Stanislavski se pregunto, responder lo que Grotowski se respondió, lograr que el espectador se sienta extraño a la función de teatro que acaba de presenciar y de este modo pueda analizarla como consiguió Brecht o buscar la deconstrucción de los lenguajes como Kantor.

Esta influencia claramente busca lograr resultados iguales o similares a los que lograron los maestros europeos, buscar esa magia, algo que como todos los teatristas sabemos es muy difícil de lograr.

La sencilla razón es que al emular técnicas occidentales no nos permitimos entregar el alma entera a la empresa de traer magia a nuestras creaciones teatrales, nuestro corazón es muy distante a las habilidades que las corrientes occidentales nos piden, nuestro gesto facial, nuestro gesto corporal es muy diferente y único, nuestro mundo es muy diferente al de ellos.

Cuando un Altomisayoq (creo que lo estoy escribiendo mal pero la idea se entiende) junta en su mesa los diferentes elementos necesarios para un pago no está intentando representar simbólicamente los elementos que componen el mundo para equilibrarlos, los hace presente, están ahí en ese momento no son REPRESENTADOS, SON; de ese modo trae la magia que equilibra.

Esta es magia de los andes, magia cusqueña, pura y única en el marco de un ritual que podría ser analizado (tal vez incurriendo en un error) como un acto de representación. El pago es un ejemplo (si queremos analizarlo como teatro) de actuación PERFECTA, única en cada rasgo, con la gestualidad andina en su máxima expresión y consigue lo que grandes directores soñaron en conseguir durante toda su vida: “HACER VISIBLE LOS INVISIBLE”.

Tomando en cuenta lo que acabo de exponer sería necesario INVESTIGAR la gestualidad y ritualidad andina para poder llevar nuestro teatro a la altura de nuestra maravillosa cultura, es necesario el nacimiento de artistas de las tablas dispuestos a entregar su vida a esta tarea que necesita eso, entregarle la vida.

Es un reto enorme, pero necesario para el desarrollo de nuestro teatro, buscar las fuentes, la raíz para conseguir que regrese la magia a nuestro teatro y con ella tal vez también el público y el equilibrio.

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